domingo, 14 de agosto de 2005
... pero contenta.
Cerrando círculos. Título de algo que me mandaron desde México en uno de los peores momentos. Y si entonces no me achiqué, ¿por qué lo hago ahora? Cerrando círculos. Cerrar círculos. Cuánto duele, y no es mi problema, gracias. Y no pienso permitir que nadie me haga sentir mal. Que no. Y no sé cuál creerme y cuál no. Qué cansado es todo. Me la sopla pensar en príncipes azules, pero nadie me va a estropear mi cuento; y si eso significa soñar, soñaré. Y os invito a que soñéis conmigo. Y también a cerrar círculos, que es necesario a veces.
Ha habido cosas, muchas de ellas importantes, durante estos días. Y lo demás, es historia. Porque lo importante es que me encanta que sigamos creciendo de la mano, que estemos. Y hay cosas que me han jodido, claro; pero esas ya no cabrán más aquí. Nunca jamás.
Porque me he dado cuenta, y os lo agradezco, de muchas cosas. Siempre me sorprendéis. Gracias, con paciencia, por un cigarro con manta en la terraza; por prestarme, con amor, unos ojos y una cabecita cuando yo veía e intuía poco y raro; y por una conversación seria, con dulzura, en un sofá con una chica de pelo planchado; y por un "gracias", con complicidad, tomando un tequila; y por un baile con vueltas, con gracia, en la chupi pequeña; y por estar ahí, con perseverancia, y proponerme un café de domingo... Pero si me perdonáis, me quedo con un te quiero, con agradecimiento y de verdad, que se me dijo a los ojos. No lo puedo cambiar. Me llegó al alma.
Todo muy bien. Ya lo sabéis.
Y los payasos y las payasas, al circo y del circo.
Ahora... siempre quedarán los célebres ratos de niñas salidas, jajaja:
- This is my f... jajaja...
- Touch my ch... jajaja...
Una cena de niñas pendiente. Una maleta repleta de abrazos y ganas de aprovechar el tiempo en viaje muy importante. Y nada, muy poco delicado pero sin peros. Que os vaya bonito.
Ah, y cuando me miro, me reconozco en el espejo.
Duendecilla.
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