viernes, 14 de octubre de 2005
Al otro lado del espejo.
Conversando:
- ¿Qué lado del espejo prefieres?
- Es evidente.
- ¿En qué lado del espejo estás?
- Se ha quedado un buen día, ¿no?
- No, en realidad llueve y no hace sol.
- Vaya, qué casualidad.
- No creo en las casualidades, pero ¿por qué lo dices?
- Nada, ahora entiendo...
- ¿Por qué no hablas claro?
- Porque a lo mejor lo que digo no es lo que quiero decir.
- Arriésgate.
- Vale: quiero ir al otro lado del espejo.
- Bien, pues adelante.
- Es que no sé por dónde empezar.
- Sonríe y pisa fuerte.
- Es un excelente comienzo.
- Mira, ha salido el sol.
- Vaya, qué casualidad...
- No creo en las casualidades, pero ¿por qué lo dices?
- Nada; pero sonrío aunque no lo entienda.
- ¿Vienes?
- ¿Dónde?
- ¿Y qué importa?
- ¿Al otro lado del espejo?
- ¿Propones algo mejor?
- Donde sea, pero sonriendo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario