Cuando me despierto, tú. Luego, esto cada mañana. Aire y frío distintos. LUZ. Piedras que encontrar. Hielo en la hierba. Vaho en la subida. Orden natural perfecto. Composiciones simétricas no planeadas. Y Teresa, en cuyos pies leo todos los días. La puerta, la ciudad, las personas que la habitan. Otra cosa. Las campanas de la catedral repican y replican el canto de los pocos pájaros que no se resguardan, aún, del invierno. Pan recién hecho en el obrador de nuestra calle. Después, el día. Después, tres vidas. Después, la fuerza de voluntad de todos los días. Cuando me ahogo, saco los pies de debajo de las sábanas y escribo con la mano de puntillas para no correr la tinta.
d.
3 comentarios:
qué bien que sea así.
hermosa ciudad de Santa Teresa de Jesús y hermosos paisajes¡¡¡
hermosa, claro. y hermoso lo que vivo allí.
d.
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