Te estás yendo,
Abuela.
Termina en paz tu camino que todo está hecho, que todo está dicho.
Abuelo te espera en el mismo abrazo de amor con el que aquí te estamos despidiendo (incluso cuando no hemos sabido hacerlo mejor y aunque no siempre hayamos comprendido, adecuadamente, tu soledad y tu tristeza).
Cada vez que pensé o dije lo contrario, mentía porque claro que te quise, Abuela.
Ojalá pudieras mirarme, reconocerme y hablarme. Ojalá pudieras tocarme. Ojalá hubiera más veces en las que te probaras mi ropa y mis zapatos, en las que me pidieras que buscara la aguja debajo del sofá, en las que me pidieras que te pusiera crema y más colonia, en las que me preguntaras qué tiempo hace hoy, en las que te enfadaras conmigo los domingos.
Pero no, porque te estás yendo, Abuela.
Te has ido.
r.
2 comentarios:
Sus manos en ese anillo.
sí, fernando. y su historia entera, también.
d.
Publicar un comentario