domingo, 23 de septiembre de 2018

Para que se pare el miedo.



La ternura de tus manos en las mías, la luz que guiña lo que miro, las amapolas que danzan con la tierra, el parque donde lloro algunas veces. Corazones de manzana que se muerden, cobijo en otros ojos que tampoco cuentan mucho, las ganas de que todo sea distinto, las ganas de que nada cambie nunca. El amor recién hecho en nuestra mesa, pulsómetros que resten intemperies, abrazos con el alma en el abismo, canciones con cerveza que marquen el principio del verano. Que el hogar sea otra cosa que la casa, que "había una vez" no sirva sólo para empezar los cuentos, que las hadas se queden cuando pasen las doce, que los nombres escogidos nos habiten. 

Todo eso necesito 
para que se pare el miedo.

d.

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