domingo, 24 de abril de 2005
A mi ángel de la guarda.
Hace mucho tiempo que no te escribo un trocito, es que por aquí hay muchas cosas que hacer. El viernes fuimos a verles, y ella me reconoció y me dijo que seguro que te echaba mucho de menos. Pues si, claro que te echo de menos pero sonrío al recordarte. Todas, no solo yo. Hace casi dos años que te marchaste lejos y aún queda mucho muchísimo para vernos - espero - . A veces intento recordar tu risa, tus gestos graciosos, tu voz, tu olor, el calor de tus abrazos, tus riñas, tus consejos, tu ilusión por todas nosotras... y lo consigo porque tuve la suerte de pasar muchos tiempitos contigo, pero otras veces ya no alcanzo, se me nubla la memoria porque el final fue duro y porque me quedé con un montón de preguntas que hacerte.
Tu casa está llena de fotos bonitas. Bueno, eras muy guapa. Fotos, y miles de millones de recuerdos. Ella dice que "tú no eras para este mundo". Él apuesta porque "cuidas de ellos y les ayudas". Seguro, tú nunca estabas de brazos cruzados.
Todas estamos bien. Muy bien. Contentas y disfrutando de la vida con cabeza, como pedías. A ratos es imposible olvidarse de tí, claro. Porque fuiste importante, porque eras necesaria para algunas cosas; pero nos enseñaste también a caminar, poquito a poquito. Ayer en el ensayo, preparando la canción nueva, pensaba cuánto habrías disfrutado. Y el remusguillo de tristeza en el estómago, no nos lo quita nadie cuando vivimos cosas que nos acercan a quien fuiste, pero ya ves, aquí seguimos: tus niñas, salvando altibajos, luchando porque nos queremos y para que, de fondo, tu pequeño sueño siga haciéndose realidad. Bueno, me despido, que no es bueno quedarse parado en las cosas tristes.
Un beso y un te quiero de una de tus tañeditas. Tu Rudy.
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