jueves, 28 de abril de 2005
Mucho mejor
Mucho bueno, así que... ¿por qué seleccionar lo malo? Ag, al cucho. Mucho mejor, claro. Olvidar no se me da tan mal, a ver si lo consigo del todo. Me está gustando este juego. Empezar mola, aunque asusta un poco. Pero nada, gracias a todos, jo, sois lo mejor. Gracias por los abrazos, los mimos, las palabras, las palmaditas en la espalda y... las patadas! jijiji... ¿verdad Aralita?
Qué ganas de que llegue el finde. De momento Delibes ocupa mis horas -bueno, algún minuto se me cuelan otras cosas-. A ver si llego al notable. Quiero, luego podré. Así es todo. Fundamentos de 1º y la vida en general. Y a freír espárragos lo que entorpece los caminos. Qué pena que haya tantas piedras por ellos. Y algunas son chungas de no recordar el dolor que supusieron. Pero ahora me río.
Así que mi tata (mayor)... tú igual. Pa' arriba, va? que te queda mucha vida, mucho amor y mucha guerra. Y vales, coño. Vales MIL. Solo créetelo. Os quiero muchísimo a las dos, gracias por esta tarde en el Aberdeen con humo, café y caramelos de limón.
Ah, y me la sopla.
Besillo. Duendecillo.
domingo, 24 de abril de 2005
Agresividad en el corazón
A mi ángel de la guarda.
Hace mucho tiempo que no te escribo un trocito, es que por aquí hay muchas cosas que hacer. El viernes fuimos a verles, y ella me reconoció y me dijo que seguro que te echaba mucho de menos. Pues si, claro que te echo de menos pero sonrío al recordarte. Todas, no solo yo. Hace casi dos años que te marchaste lejos y aún queda mucho muchísimo para vernos - espero - . A veces intento recordar tu risa, tus gestos graciosos, tu voz, tu olor, el calor de tus abrazos, tus riñas, tus consejos, tu ilusión por todas nosotras... y lo consigo porque tuve la suerte de pasar muchos tiempitos contigo, pero otras veces ya no alcanzo, se me nubla la memoria porque el final fue duro y porque me quedé con un montón de preguntas que hacerte.
Tu casa está llena de fotos bonitas. Bueno, eras muy guapa. Fotos, y miles de millones de recuerdos. Ella dice que "tú no eras para este mundo". Él apuesta porque "cuidas de ellos y les ayudas". Seguro, tú nunca estabas de brazos cruzados.
Todas estamos bien. Muy bien. Contentas y disfrutando de la vida con cabeza, como pedías. A ratos es imposible olvidarse de tí, claro. Porque fuiste importante, porque eras necesaria para algunas cosas; pero nos enseñaste también a caminar, poquito a poquito. Ayer en el ensayo, preparando la canción nueva, pensaba cuánto habrías disfrutado. Y el remusguillo de tristeza en el estómago, no nos lo quita nadie cuando vivimos cosas que nos acercan a quien fuiste, pero ya ves, aquí seguimos: tus niñas, salvando altibajos, luchando porque nos queremos y para que, de fondo, tu pequeño sueño siga haciéndose realidad. Bueno, me despido, que no es bueno quedarse parado en las cosas tristes.
Un beso y un te quiero de una de tus tañeditas. Tu Rudy.
domingo, 17 de abril de 2005
Miedo
Mañana, mejor que hoy.
Casi las tres y media de la madrugada y yo aquí: sin salir y sin poder dormir. Y pensando en lo que estaréis haciendo unos, en que os echo de menos a otros, en que hace mucho que no os veo a otros cuántos... Y no he estudiado NADA. Y la culpa es de alquien, pero no sé de quién. Quizá de una mosca que se ha metido en mi cabeza y no sale, pero no para de hacer ruido.
Y pienso y pienso y pienso... y planeo y planeo y planeo (hay un alguien lanudo por ahí que me dice que improvise), y lo que nunca me planteo es el PARA QUÉ de las cosas, que es lo que debería hacer en vez del POR QUÉ de ellas.
Y en mi mundo siempre se junta un poco todo: he visto por la tele mi ciudad con mi playita azul, el Passeig de Gràcia, Las Ramblas y... jo, he extrañado a más gente aún. Mañana quizá les llame por teléfono a ver cómo están. Pero sonrío, porque les sé ahí. Cerquita. Y sonrío mucho, porque como decía mi yayo: "Vivo con recuerdos, no de recuerdos".
Hoy ni siquiera he mirado el cielo. Estaba negro y sin estrellas. Y no había calorcito cerca para compartir, así que... mejor no probar algo que sé que su sabor es pura tristeza. Eso es amargo y a mí me gusta lo dulce. Voy a intentar dormir, pero no quiero soñar, que ya lo hago cuando estoy despierta y no funciona mucho.
Mañana mejor que hoy, seguro.
Petons, con gorro rojo.
sábado, 16 de abril de 2005
Eva y Marina.

viernes, 15 de abril de 2005
Hoy no te creo.

martes, 12 de abril de 2005
Un café azul
lunes, 11 de abril de 2005
Rubita, ¿vamos?
domingo, 10 de abril de 2005
¿Por qué duelen los domingos?
Una bronca, una canción.
Lo siento.
LAURA PAUSINI.
Mamá, he soñado que llamabas a mi puerta un poco tensa y con las gafas empañadas. Querías verme bien y fue la vez primera que sentía que sabías cómo te añoraba; y me abrazaste mientras te maravillabas de que aguantara triste y casi sin aliento. Hace ya tanto que no estamos abrazadas... y en el silencio me dijiste "lo siento".
Pero ha bastado un ruido para despertarme, para llorar y para ver que regresaban aquellos días que de niña me cuidabas donde en verano cielo y playa se juntaban. Mientras con mi muñeca vieja te escuchaba los cuentos que tú cada noche me contabas, y cuando más pequeña tú me acurrucabas y adormecida en tu regazo yo soñaba.
Pero a los dieciséis sentí cómo cambiaba y como soy realmente ahora me veía y me sentí tan sola y tan desesperada porque yo no era ya la hija que querías... y fue el final así de nuestra confianza, de las pequeñas charlas que ayudaban tanto: yo me escondí tras una gélida impaciencia y tu deseaste al hijo que se te ha negado.
Y me pasaba el día sin volver a casa, no soportaba tus sermones para nada y comencé a volverme yo también celosa porque eras casi inalcanzable, tan hermosa. Y abandoné mi sueño a falta de equipaje, mi corazón y alma tiré en una vasija, perdí hasta la memoria por falta de coraje porque me avergonzaba tanto ser tu hija...
Mas no llamaste tú a mi puerta, inúltilmente tuve un sueño que no puede realizarse. Mi pensamiento está tan lleno del presente que mi orgullo no me deja perdonarme. Mas si llamases a mi puerta en otro sueño no dudaría en pronunciar una palabra: me mirarías con tu gesto tan severo y yo me sentiría cada vez más sola.
Por eso estoy en esta carta tan confusa, para encontrar algo de paz en lo que pienso, no para reclamarte ni pedirte excusas, tan solo para decirte "mamá, lo siento". Y no es verdad que yo me siento avergonzada, son nuestras almas tan igual, tan parecidas... esperaré pacientemente aquí sentada. Te quiero tanto, mamá. Escríbeme. Tu hija.
Hace años luz de esta canción y aún lloramos las dos.
Besillo de duendecillo.
sábado, 9 de abril de 2005
Ni cielo azul, ni sol, ni estrellas.
El día de hoy ha estado bien. Pero ha hecho frío. Mucho. Y el cielo no estaba azul, ni había sol. Hemos tenido que volver a sacar el abrigo que ya habíamos guardado bien en el armario porque había llegado la primavera. Ja. Menudo frío. Viento de éste que corta. Viento del que hace ruido. Ese viento que, cuando era una yogurina y mi padre me contaba cuentos, le pedía que se ahorrara el sonido del viento. Me daba miedo. Pues de ese.
Y no sé. El agobio, la alegría, la satisfacción, el vacío, la tristeza, el amor, el capricho, el desamor, la ilusión, las ostias contra el suelo... todas esas burbujas pululaban a mi alrededor. Sensaciones encontradas y confusas, medio borrosas, que me persiguen desde hace tiempo. Quizá ya mucho. Y hablando y hablando, y entre caricaturas, libretas cuadriculadas, golosinas de kiosco y agua (mineral, que una si no se pone peor), se nos ha pasado el día. Ya ves. Yaves, y el cielo no estaba azul.
Y ha llegado la noche. Y sigo teniendo frío. Y tengo una caricatura colgada del corcho y un botellín de agua vacío encima de la mesa. Y mañana me voy a ver a dos preciosas almas que no veo desde hace MIL y tengo ganas de abrazar. Hará frió, seguramente también allí, pero estas dos personitas sureñas me darán calor. ¡Qué ganas de comérmelos a besos!...
Y el cielo no estaba azul y no había sol; claro que ya era de noche, así que esto no era raro. Pero... tampoco había estrellas hoy. Vaya. A ver a quién le cuento entonces mis secretos.
Pero así, sin sol y sin estrellas... me ha dado tiempo a pensar algunas cosas que apuntaré en una libreta cuadriculada: cómo es la piel del sol, que no estaba tan equivocada cuando de pronto siento celos, que hay que aprender a olvidar pero nunca hay que OLVIDARSE... wow, cuánto de de sí un día de frío. Pero jo, por favor, que vuelva pronto el sol, que no me quiero perder la primavera.
Y... no hay estrellas. No hay estrellas.
Besillo de duendecillo.
jueves, 7 de abril de 2005
Vega, mi música de fondo
Universo azul
La persiana hasta abajo en este cuarto,
versos que dicen todo y dicen nada,
pensamientos que ya empapan mi almohada,
Aute de fondo susurrando:
"Je veux faire l'amour avec toi".
No consigo concentrarme y me digo
"No seas tonta que aquí no se está tan mal";
pero la vida me demuestra lo contrario,
día a día voy matando
la esperanza de escapar.
Solo espero esa sonrisa tribulada
y aunque mientas me regales ese instante
donde dices tan seguro que todo irá mejor...
Esa voz que me repite cada día:
"no estés trsite y descansa vida mía,
ya verás como mañana te encontrarás mejor".
He intentado levantar esa persiana,
escribir mil idoteces que hagan gracia
y secar mi almohada a carcajadas
y otra música de fondo
que no me arranque la emoción.
Y con todo he conseguido más bien poco,
tras el crital todo estaba mojado,
la almohada casi muere en un naufragio
cuando oí a Silvio susurrando:
"mi unicorni azul, ayer se me perdió".
Solo espero que consigas darte cuenta
y aunque sea difícil al final comprendas
que aunque ponga voluntad
no habrá nada en el mundo
que me haga olvidar que no estás cerca,
que me enseñe a vivir sin repetirme...
cuánto te echo de menos.
Besillos de duendecillo.
miércoles, 6 de abril de 2005
Echar de menos
Echo de menos. Mucho. Te echo de menos. Mucho mucho. Os echo de menos. Mucho mucho mucho. Es duro echar de menos, el precio es caro: bajones, tristezas, días negros, soledad, momentos de mandarlo todo a la mierda, lloros, nervios y desazón. Vaya. Y eso que estamos en el siglo de las comunicaciones, pero no todo sirve. Un mail, está bien; una carta, es especial, está aún mejor; una llamada de teléfono escuchando esa voz, da vida... jo, pero es que no hay nada como un abrazo, un beso, un mimo, o una carcajada en directo. Echar de menos, supone que todo lo que haya entremedias de un reencuentro sean palabras. Esas palabras que se agolpan, que no salen, que duelen, que animan, que enfurecen, que regalan risa, que regalan lágrimas, que que nacen, que mueren, que resucitan, que pintan, que pintan azules, que lucen, que gritan, que susurran, que abrazan, que besan, que quieren, que adoran... esas palabras que ECHAN DE MENOS. Es duro, sí, no lo estoy pasando bien. Esto no es bonito. Encontrar alguien siempre es guay, pero echarle de menos, no tanto. Debería ser negociable echar de menos. Es lo peor.
Claro que está la otra cara de la moneda: el reencuentro. Ese que a veces no se sabe cuando va a ser, y cuando no hay fecha, los días pesan más. Los días y los segundos. Sobretodo cuando hay algo importante que compartir, aunque sean cosas del alma. Cuando hay un trozo de pizza rebenida en la mesa de la cocina, o un sirope de chocolate con el que untarse toda la cara a primera hora de la mañana y empezar el día siendo la payasa reconocida, o no sé qué ponerme, o un Habana Blues que ver sin que nadie quiera ir conmigo, o un cuento de fijiis, una canción a medias, o unas copichuelas pendientes, o un colacao con palomitas de maíz, o cuando pinto desvaríos escuchando a Sabina... en todos esos momentos, os echo de menos. Me pesan los días y las semanas. Hace mucho que no nos vemos. Y ya va siendo hora. Pero bueno, ya sabemos: resignación. Qué palabra tan horrible.
Siempre quedan las palabras. Que aunque limitan, definen y eso está muy bien. Puedo usarlas para decirlas que quiero. Mucho. Que te quiero. Mucho mucho. Que os quiero. Mucho mucho mucho.
Mañana seguro también.
Besillo de duendecillo.
P.D. y tú... ¡ponte buena!
martes, 5 de abril de 2005
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