Preparándolo todo para volver a casa, no puedo no pensar en cómo cambia la vida, en cómo gira la noria. Gracias a Manuel y Paula, por nacer. Gracias a las tiendas de plásticos fluorescentes con helados bajo un olivo, a los partidos de tenis con piscina nocturna, a las playas silenciosas con albares abuhardillados. Gracias a las cenas basura con personajes inventados y ejércitos imposibles, a las sagas completas de películas históricas. Gracias a los videos malos para carcajadas seguras. Gracias a los sonetos triviales con guasa y picazón, a las discusiones formales, a los libros prestados, a las carreras de por la mañana con música y aspersores. Gracias a los consejos en pantallas luminosas y a los regalos con brillantina de otros países. Gracias a las lagartijas que se llaman Dori. Gracias a los encuentros, reencuentros y desencuentros. Gracias a las muchas horas de estudio en solitario (y las que quedan). Gracias a las puertas que se abren, que se cierran. Gracias a los desayunos de niños que se hacen hombres y a las visitas a laboratorios llenos de experimentos de vidas nuevas y mejores. Gracias a las excursiones de día con cerezos y manzanos y tristezas aparcadas, por volver a las raíces durante unas horas. Gracias a la limpieza cooperativa. Gracias a los lujos, las reflexiones, las huidas. Gracias a las ideas claras, a las buenas caras. Gracias al cine y a las cervezas. Gracias a lo honesto y lo leal, a lo que hay. Gracias a las fiestas de prau, al reguetón, a los mitos generacionales, a las gaitas y a las catedrales cerradas. Gracias a la paz, a las mudanzas, a las paredes blancas y a los sueños nuevos. Gracias al amor eterno de los mismos.
Camino de la buena suerte.
d.
Fotografía: idea y cesión por Fani Dueñas
2 comentarios:
Sin duda hallarás la buena suerte, pero no al final del camino: a la mitad, o casi al inicio. Así te resultará más fácil llegar a la meta, o proponer una nueva
Berta: guapa. gracias.
d.
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