lunes, 29 de marzo de 2010

Marzo se me antoja acumulado.

Sara y el acento andaluznórdicoparisino y las reflexiones compartidas: al que no le guste, que no mire. El Señor de La Curva y su regalo: gracias, gracias, gracias. El Señor Sin Corbata, como siempre: soy poeta porque el mundo me ha hecho así (pero solo a veces); y Eme tan todo desde el otro lado: a ti sí que te quiero. Ce con el gigante de vida nueva de Iván: de sus ojos. Niña Menta y los tequilas: con limón y sal. Alba y los ronmieles y su casa azul y su "vos esperáme allá": el amor no tiene kilómetros que valgan, tú ya lo sabes. Cris y Evita y Paraísa: ellas. Y los croissants con chocolate de Diego: habrá que ir a verte a Finlandia. La emoción de María y el power point de Supiot: buen trabajo. Las improvisaciones de Marina y de Merino. Adri rompedora: pasando de los títulos. Marcos y sus gotas que gotean: me debes un autógrafo. Raquel y Noe aprendiendo, disfrutando. Rebe fugazmente constante: ¿cuándo hacemos un rastro? Peter y su profesionalidad con Roger Wolfe: la excepción. Nacho y César y el speed dating. Pablo Moro y mis recuerdos de hace ya algunos años. Pilar escuchándonos leer. Y Belén y Castán. Fermín Herrero: qué de cosas me gustan de este hombre. Lena Sinais y la majestuosidad y el libro de Macarena Trigo que le robaron a Edu. Miranda July y sus caras en la pared. Y Javi más cerca todavía: gracias, amor, por entenderlo importante. Poesía y personas: otro Versátil.es más.



Lectura en la Biblioteca. Maeve y su autenticidad. Rodríguez Tobal y lo increíble. Alberto y su elegancia con saber estar y unas gotitas justas de humildad por (el) Miguel Hernández. Los amigos surrealistas gafapasta y las cerves de apenas dos tragos. Mis progenitores orgullosos. Gonzalo y su balada triste de Bob Esponja. La ida. Y la vuelta. Y las vueltas que da la vida. La vida cuando da vueltas. Zamora no se ganó en una hora, pero nos la metimos en el bolsillo en un par (y con un par).



Se va Miguel Delibes y se nos pone el mundo un poco oscuro: mi abuelo me leía un cuento de pájaros que no logro encontrar. Las calles se abarrotan de ganas de decirse cosas, pero a lo mejor es entonces un poco tarde. Hay que volver a leerlo, (dicen) ahora que (en) la vida nos ha pasado un poco más. Y eso sí: que Valladolid estuviera triste, no significa que Valladolid sea triste, que hay periodistas muy pesados que no saben lo que dicen.



La muralla ha pactado: no me deja contar tanta paz como allí hay y tengo y me das y me dejas darte. Donuts de chocolate y latín y de latón son los contendedores de reciclaje en los que tiramos las bolsas de basura que nunca contamos. Santa Teresa y un sentimiento del que tú te ríes, pero te perdono: desde luego, sabes mucho más que yo. Ávila se hace más grande contigo y siempre está bonita.



Además de todo esto, el Pevafersa ganó al Ademar en casa (y sí, estaba el alcalde) y bailamos con la camiseta amarilla de gritar y descargar adrenalina (ya nos quedó claro algo que sabíamos: El Bierzo is different). Desde Logroño ha llegado una noticia de nueva antología no sé para cuándo. Los parciales han ido muy pero que muy bien: ya solo queda media asignatura. He descubierto que no he olvidado reír a carcajada limpia aunque a veces vuelvan los fantasmas cuando una deja ventanas abiertas (gracias, Pequeño Resto Sintáctico). He aprendido también lo que es la risa sarcaucásica (del sur del Cáucaso, claro). Ando sacando gusto a hacer largos antes de comer, para que las vértebras no protesten. Y aunque luego (le) vuelven las pastillas para la tristeza a la hora de la merienda, nos han cambiado la hora para aprovechar más la luz. ¿Cómo no voy a tener yo esta cara? Oye, Muñoz Quirós es un tipo encantador. Luego, vienen los libros sin multa y el café en Gran Vía antes de ir a francés. Petit Andreé, mange le poulet! Luego, alegría. Y luego, también.

Ha sido un buen marzo.
d.