viernes, 23 de septiembre de 2011

Lectura en Ávila: homenaje a Kate O´Brien.


La Ronda Poética a la Muralla de Ávila, que el próximo día 24 recordará a la escritora irlandesa Kate O'Brien, es una tradición literaria que se remonta a los años cincuenta del siglo pasado. Una iniciativa de escritores y gentes de la cultura que escogieron el monumento más emblemático de la ciudad, su Muralla, como escenario para el encuentro con la poesía. En su majestuoso anillo de granito, sobre la raíz inmemorial de la piedra, decidieron plantar un árbol de palabras que se elevara al infinito bajo la protectora inspiración de los dos grandes poetas y místicos abulenses del Siglo de Oro: Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.

En sus inicios, la Ronda poética recorría las nueve puertas del recinto amurallado, y en cada una de ellas los participantes recitaban sus poemas. Les acompañaba la Rondalla de Mijares que añadía al verso la frescura de la música popular. La celebración se situaba en torno a las fiestas patronales de Santa Teresa de Jesús, a mediados de octubre. La Ronda se mantuvo durante unos años pero luego fue perdiendo fuerza y dejó de celebrarse. Su recuerdo, sin embargo, perduró entre los abulenses, que añoraban tan singular manifestación de cultura, y en 1990 la tradición se retomó. Desde entonces, los versos han vuelto a escucharse a las puertas de la Muralla como palomas mensajeras que vuelven a su hogar.

El paso del tiempo y las enseñanzas derivadas de la propia experiencia han llevado a la introducción de variaciones para hacer la Ronda más cómoda y atractiva para el espectador. Así, se ha disminuido el número de puertas, que a modo de estaciones de un gozoso Vía Crucis, se recorren. De nueve se redujeron a tres y aún a dos si las circunstancias lo requieren. Las fechas también han cambiado y del frío otoñal de octubre se pasó a los maravillosos crepúsculos del mes de julio, coincidiendo con las jornadas culturales de verano. La música se hizo más universal y junto a la Rondalla popular castellana, en la Ronda sonaron el flamenco y el jazz.

Este año, la ceremonia de la palabra poética resaltará la vinculación de la escritora Kate O'Brien con la ciudad que tanto amó. La Ronda discurrirá en su honor por dos de las puertas que seguramente mejor conocía y más veces franqueó: la del Peso de la Harina y la del Alcázar. La primera de ellas la contemplaba cada día desde la ventana de su habitación en el antiguo hotel Jardín, donde siempre se hospedó durante sus estancias en Ávila.

Un grupo de diez poetas: Carlos Aganzo, Alfredo Pérez Alencart, Daniel Zazo, Rut Sanz, Mario Pérez Antolín, Ana Agustín, José Pulido, Miguel Velayos, José María Muñoz Quirós y Daniel García Moreno, unidos por este homenaje, recitarán poemas propios, escritos para la ocasión y dedicados a Kate O,Brien.

La Ronda comenzará a las 20,30 horas del 24 de septiembre y será uno de los actos centrales de las Jornadas Irlandesas en Ávila, que se celebrarán del 22 al 27 de septiembre. Tertulias literarias, conciertos, proyecciones cinematográficas y la inauguración de una calle con el nombre de la escritora, forman el programa de este encuentro cuyo objetivo es el de establecer vínculos de cultura y conocimiento mutuo entre Ávila e Irlanda, unidos en la memoria de una mujer que supo aunar en su corazón el amor por unas tierras y unas gentes tan distantes en la geografía como próximas en el espíritu.

José Pulido Navas.
Xornal de Galicia, 17 de septiembre de 2011.

Pues ahí estaré, compartiendo cartel con poetas de los que quiero aprender (y aprendo) mucho. Gracias a Pepe Pulido, por contarlo. Gracias a José María Muñoz Quirós - un poco amigo, un poco padre, un poco maestro - por cada oportunidad. Ávila no cabe en un solo gracias. Aquí os comparto mi cachito de homenaje.

Kate en el espejo
Querías verte y amarte, mujer,
en esta ciudad donde la paz está
más alta y buscabas,
en el espejo de Adaja lo que
en Shannon no fluía.
Con esta luz,
con este cielo azulado, izado de
tanto mirarlo,
cosías personajes,
marionetas sin hilos, con voces;
experimentabas viajes – de ida y
vuelta, casi siempre –;
inventabas conflictos poco
ajenos
a castillos, murallas y calles.
Escribías, a solas, con armas de
agitadora pacifista:
tus brazos querían mover las piedras
desordenadas.
Un ave de paso en esta tierra
buscando,
entre el deshielo, las flores y el silencio,
la satisfacción, el misterio.
Y lo encontraste.
Ávila era tuya cada vez.

Como Perséfone
En un rapto voluntario
se trueca Limerick por Ávila.
Los bosques y mercados
se adormilan bajo la elección de
unos cuantos secretos amurallados.
El Castillo del Rey Juan pacta
impaciente a que
el corazón de mujer no se prenda
– del todo – por la
Catedral del Salvador.
Los verdes húmedos se eligen luego
por luz abierta en el silencio místico
donde
ya no suenan violines celtas
ni se bebe
zumo de oro,
sino sangre roja que toca
las entrañas.
Irlanda espera,
otra vez,
con cada primavera,
el regreso eterno de quien
tan
eternamente
aquí permanece.

d.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Oír, ver y callar. Hasta que hables.



El verano necesario y maravilloso de lugares / mundos (de tipo 1, de tipo 2, de tipo 3) / personas / (animales y) / cosas, llega casi completamente a su fin. Una aterriza dispuesta a lo que viene. En tiempo relativo y aspecto imperfectivo, imperfectamente hablando. Esto es el principio de otra fiesta que nada tiene que ver con la anterior. Cambios. Cambios. Cambios. Cambiamos. Nos hemos ido hace semanas o hace días, o nos marcharemos luego; pero ninguno es lo que era. Quedarse más, también duele. Quién lo iba a decir. Un día habría firmado por quedarme ahí de forma indefinida. Ahora, prefiero verme abocada a improvisar para salir de la asfixia de los mismos escasos kilómetros cuadrados de los últimos veinticinco años. Como un personaje en busca de autor. Como quien busca su sitio y ha olvidado, momentáneamente, su nombre. Como salir a bailar de nuevo (en)callando lo necio y lo soberbio. Como leer sobre una cama nueva. Como pelear. Como pelear sin límites. Aunque digan. ¡Que digan! Tú, calla. Escucha. Mira. En silencio. No olvides de dónde vienes, que nunca es tan tarde para decir algo importante.

d.