miércoles, 17 de enero de 2018

Una fuga.

Somos islas en un océano sin bordes, sombras en una calle sin luces de bohemia, botas sin espuelas para el trote, cribas de grano en año de mala cosecha. Somos agua de pozo en medio de un tsunami, miedo rojo en la alegría que se fuga y alegría en lo más negro que se queda. Somos lo que otros planearon sin acierto. Somos tan sin sal, tan sin todo, esmerándonos con mimo en parecer lo que hubiéramos querido.

Somos, somos, somos
boca llena,
corazón vacío.

Somos islas en un océano sin bordes donde tocarse no estremece, no consuela, no alivia, no nada. Somos el estorbo, la prisa del pan con penas; donde tocarse es la chispa que prende el doloroso disimulo de creer -soberbia, pero cobardemente- saberlo 
todo.

d.