A propósito de “Nadar en la orilla”.
Tras leer el artículo de Ray Loriga, me abordan muchas preguntas: ¿La educación como medio / proceso o como fin / producto? ¿Cómo ser autónomos sin gozar de autonomía? ¿Cómo confiar sin que nos den confianza? ¿Cómo nadar sin querer tender la ropa simultáneamente?
Somos jóvenes educados en valores y formación. Hemos tenido grandes comodidades de las que muchos de nuestros padres no han gozado. No hemos vivido una posguerra ni hemos salido a la lucha de buscar la playa bajo los adoquines; pero pensamos en lo que nos gusta y en lo que no queremos. Porque pensamos. Y en este caso, además, hemos decidido que queremos ser docentes: colaborar en el proyecto académico y personal de las generaciones venideras; aunque a día de hoy no tengamos muy claro cómo, lo importante es que queremos. No me parece descabellado tener miedo, creo que el miedo ayuda a la prudencia. Puede que nuestra confianza en lo que somos (o seremos) y en lo que hacemos (o podemos llegar a hacer) se tambalee; pero es que, efectivamente, y como dice Loriga, se está alargando nuestra salida a escena. Me parece que la sociedad nos sobreprotege para luego, enseguida, pedir cuentas de lo que hemos hecho de forma autónoma.
Nos pasamos la vida intentando entender el gran teatro del mundo: primero, desde la butaca (en el seno de nuestra casa); luego, adquiriendo altura (ya en la escuela); más tarde, entendiendo los mecanismos que enriquecen el espectáculo (estudios superiores); después, ya entre bambalinas, vamos viendo cómo lo hacen otros directamente (en el máster con los profesores; en las prácticas que haremos); y ya, por fin, llegará el día en que salgamos a escena con papel de personaje secundario (haciendo sustituciones o interinidades) o como personaje protagonista (cuando consigamos nuestra plaza).
O a lo mejor nos quedamos en el camino. Lo cierto es que creo que se nos cuestiona más de lo que se nos valora.
Pero como Ray Loriga concluye, “de quienes son más capaces a lo mejor de lo que piensan de alejarse ya de la orilla aun a riesgo de ahogarse”. Creo que estamos más preparados de lo que pensamos. Creo (y quiero pensar) que nosotros somos de éstos. Porque me parece, que así nos sentimos. Y a ver qué pasa cuando se dé el pistoletazo de salida porque esto, no es una carrera de velocidad; sino de fondo y de obstáculos.
d.