lunes, 29 de diciembre de 2008

Del 2008.

Cien pensamientos.
Abuela María y Diciembre y las mantas de colores y la nostalgia. Abuela Paula y su tristeza y mi cariño sin mostrar. Parque y Ellas en Valladolid y en Madrid y en Zaragoza y también en Logroño, que me lo han contado. Elena Bugedo y Granada por mail, por teléfono y en directo. Octubre y la tristeza y los nervios enfermos. Vicky y Cristina y Barcelona. Las muelas del juicio y el cojín azul y el hielo. Delatuya y todos ellos y los Ninjas y el verano. Ura y la fugacidad. Alba y los ron miel y los lazos y el viaje a Gales. May y Ciudad Rodrigo y las reflexiones compartidas y los tés con limón. Soledad y Nicaragua, todavía no. María y Taizé. Javier y los miércoles y la importancia y los detalles. Gemma y la herradura. Raquel y Saravia y su amor por la poesía. Nacho y Zaragoza y la acogida. David y Torremolinos y la excentricidad. Cristina y San Sebastián y toda la gratitud. Sofía y Gijón y las cerves y la lluvia. Evita y los customizados y el orgullo y la emoción por el otro. Mamá y las trece rosas rojas y los gritos. Papá y todo y más. Sileno y su arte y sus detalles. Deme y sus galletas. Alberto y el guitar hero y lo mucho que le quiero. Madrid y Altea y Manu. Marina siempre y Santander y Cualquier parte. Almu y Eva y nuestra alegría juntas y las cenas. El concierto de Fer Álvarez y Marcos y el pacharán. Oviedo y lo que queda. Lile y su consuelo y sus visitas. Lola y sus abrazos. Blanca y su ilusión. Isabel y sus ojos azules y sus ganas de vivir. Jenny y su perseverancia. Ce y su boda. Paraísa y su grandeza. Ángel y La Curva y las mariposas. Eme y Jack y la generosidad. Ediciones Lunes de Luna y la paciencia. El equipo decanal y el trabajo diario. Merche y su predisposición y su dulzura. Marisa y sus buenos días y sus cotilleos. El último curso y el miedo. Mi clase y mi pena y los disgustos y la indiferencia y la orla. Los jueves de Letras y las ganas. Peter y su torpeza y lo mucho que le quiero. Silvia y su cabezonería y su blog erótico festivo. Laurita y los claveles rojos y sus mimos. Emilio y su boca y su bondad. César y su talante y el CCO. Rodrigo y el esperanto y su esperando. Sergio de profe y sus no entender las vidas distintas. Maje y las locuras y la complicidad. El cinco en latín. José Pablo y agosto y clases y clase. Casilda y su cercanía y tantos libros y sus garabatos.
El señor sentado en el mismo banco del parque todas y cada una de las mañanas y el desayuno caliente que siempre le pienso. El frío de Valladolid que se nos olvida de un año a otro y las bolsas de basura justo antes de ir a clase. José Ramón y Cortázar y su vocación perfecta. Garrosa y su disciplina y el encanto exigente. Junio y la recta final y el ensayo de Gioconda Belli y las cuarenta y ocho horas sin dormir y los créditos por cuadrar y la décima que me faltó y Bolonia y el CAP y las reuniones en sillones donde me pierdo. Lacónica y el café que no nos pudimos tomar. Nacho y su atención constante. Ricardo y las llamadas que ya nunca cojo. Versátil.es III y Marzo. Los sacos de dormir. Los agobiones de Mayo. Julio y las ilusiones equivocadas. Dudas y Agosto y pérdidas y perdidas. Fiestas y Septiembre y las locuras que no curaron. Lourdes y su esperanza. El despacho grande y el sofá azul y la responsabilidad inmensa. El agua mineral y las fotografías y la guitarra desafinada. El domingo con más miedo del mundo transformado en tantas cosas. Una estación terrible y caótica y el aeropuerto que nunca he pisado. Una camisa verde y una americana negra y todo lo guardado hasta ese día. Publicar y reflexionar y pararse y dejar. Marihuana y un balcón. Norma y México y Ana y Luli. Fluorescentes y palabrería nueva. Nuevos adioses y más nuevos encuentros. Dios y la moqueta y la Palabra. Eva y Montjuic y los demás. Ana y sus cartas y aquellos años. Calderón y el olor de cada día y Hoy no me puedo levantar. Javi y Mérida y Noviembre y el Amor de lunes a domingo. Las trampas pequeñitas y las agujetas y las bata blancas. La RAE y los disgustos. Los cargos y los idiotas y lo que aprendo. El botón del volumen y las onomatopeyas y las palmas de las manos.

d.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Yo que sé, minuciosa.

Quisiera hacerme caracol o jardinero, / yo que sé, minucioso, y perder el horror / a que me aplasten. Porque jamás en el momento / de la pena sobreviví al pillaje y a la usura, / ni entre los delincuentes juveniles. / Quedarme contra viento / y marea en el vuelo mental del asterisco. - ONAGRA -. De Fermín HERRERO en Echarse al monte (XII Premio de poesía Hiperión).
La onagra es un arbusto de raíces blancas como canas que, cuando seca, despide un olor parecido al vino: pero no sé a cuál de todos. Tiene las hojas abrazadoras y aovadas. ¿Conoces los abrazos ovalados? Y flores en forma de rosas que no son rosas pero son flores. Y amarillas.
d.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Mérida.

Mérida tiene un acueducto que lleva hasta un cielo con sol en diciembre. Mérida tiene una fuente que porta agua cristalina de la que no daña. Mérida tiene un circo donde no crecen enanos ni las hormigas hacen malabares, donde un día hubo leones que no comieron cristianos. Mérida tiene un anfiteatro lleno de estatuas marmóreas inmensas que me recuerdan que antes de mí hubo otros más grandes que nosotros. Mérida tiene un arco por el que pasan peatones despistados que no se fijan en el olor de sus flores. Mérida tiene palmeras chatas cerca de andamios que olvidaron quitar los obreros el lunes por la mañana. Mérida tiene mosaicos inacabados pero reconstruidos, como los buenos arreglos en las canciones importantes. Mérida tiene una alcazaba que no vimos. Mérida tiene un peristilo repleto de columnas con capiteles mal colocados, un jardín podado y una casa con las paredes rojas. Mérida tiene un museo lleno de inscripciones funerarias de vidas cortas que me gusta homenajear juntando deducciones. Mérida tiene una plaza vertebral llena de luces que me recordaban las putas fechas en las que estoy. Mérida tiene dos puentes: uno de hace mucho, otro de hace nada; pero a mí me gustaron ambos. Mérida tiene pasadizos en los que yo no tengo que agachar la cabeza. Mérida tiene recovecos secretos debajo de las sábanas. Mérida tiene un espejo ondulado donde no quepo entera sin censura. Mérida tiene una ventana que se cierra cuando aparece luz para alargar las lunas que canta Chavela. Mérida tiene tazas de café con posos llenos de pensamientos contentos y divididos entre dos. Mérida tiene nombres y letras y calles y verde y palabras y abrazos en los árboles y poesía en el coche y antes de irte a dormir. Mérida, cómplice, tiene en mi memoria y en mi piel y en mis mariposas, tres días maravillosos. Siempre nuestra.
Contigo, todo me apetece.
nb.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Yaya.

91 palabras, por lo menos, para ti, Abuela:
Tu sonrisa. Tu carácter fortísimo. Tus detalles. Tus gafas. Tus agujas de punto. Todas y cada una de las mantas de colores. Tus tortillas de jamón york. La leche frita. Las croquetas gigantes. Tus carcajadas conmigo. Las propinas. Los caramelos. Tus no probar mis inventos. Los chicles cuando me llevabas al colegio. Y los petazeta cuando salíamos de la guardería. Cuando hablabas con la madre Ángeles. Tu peine verde. Tus manos suavísimas. Tu mirada. La última mirada. Tu forma de respirar. Tu sonrisa nueva. Tu empeño en juntarnos a todos en cada cumpleaños. Tu ropa negra. Tu pelo blanco. Tus ojos pequeños. Los mira quién baila. Los cine de barrio. Tus historias del monte. Y de la portería. Cuando me decías "la leche que te dieron". Cuando me preguntabas cada día al volver de la Facultad. Cada vez que me decías que no paraba en casa. Tu desesperación con cada discusión con mamá. Cada vez que te obligaba a darme besos que sonaran. Cuando te reías conmigo y nos decíamos Te quiero. Las noches de verano en tu terraza de geranios. Tus mandiles. Tus escaleras infinitas. Y lo contenta que te pusiste cuando pusieron ascensor. Tus amigas. Todos y cada uno de tus paseos por el parque. Y un bastón que te daba vergüenza. Tus zapatillas de suela de goma amarilla. La alegría de la huerta con tus nietos y biznietos. Lo triste de la guerra. Los parchís y las cartas. Cuando me cuidaste en mi peor gripe. Tus silencios sobre abuelo. Tus ovillos de lana. La caja de lilas que me regalaste. Cada vez que me preguntabas cuántas pesetas eran nosecuántos euros. Tu paraguas gris de cuadros. Y los buñuelos. Tu bote de cristal de caramelos. Tu tele diminuta. Los barquillos de chocolate. La luz de tu cocina. Tu cama enorme y vieja. Tus pendientes. Tu forma de esperar. Tu nunca dolor de nada. Tus mareos del verano. Tu forma de creer en Dios. Tu bata azul. Tus perohijaquétevoyacontar. Los errores perdonados. La vida que te tocó y la que nos diste. Tu generosidad. Tu simpatía con todos siempre. Tus vecinas. El olor a limpio en verano. El brasero. El ruido de los cuarterones de tus ventanas. Tus vasos de leche blanca. Tu forma de aprovecharlo todo. Tu maleta. Las colonias. Cuando te sentías orgullosa de mí aunque no entendieras nada. La vela en exámenes. Tu cabeza magnífica para todas las fechas de todas las cosas de todos. Tu nostalgia eterna. Las flores de carnaval. La tienda donde comprabas pan y leche y más cosas. Cuando venías a comer a casa los domingos... Aunque no pudiera verte despierta estos últimos días. Me bastó tu mirada del martes y todo lo que me contaste con los ojos en lo que ya callabas. Siento en el alma que te hayas ido justo el día de mi cumpleaños, pero no por lo que dicen todos, sino porque yo sé muy bien cuánto te habría gustado estar. Te voy a echar mucho de menos. Te quise mucho, Abuela. Ojalá mis formas hayan sido suficientes.

Rut.

lunes, 15 de diciembre de 2008

cadáver exquisito.

(para chuparse los dedos).
a veces
luz de Otoño, agua de Agosto,
me gustan tus pestañas
- in excelsis deo -.
(desde el)
boulevard of the broken dreams
¡eureka! [en griego].
todas las historias tienen principios y finales.
nb.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Jack siempre será Jack.

Cada vez que la veo, abre la cajita de sorpresas que hay detrás de las cuencas de los ojos que no se cansan de escucharla. Se desenvuelve excelente y se deja degustar. Como los buenos Caramelos. Me gusta lo que escribe. Me sorprende lo que crea. Me obnubila lo que piensa y despiensa. Aunque no siempre esté de acuerdo. Admiro su generosidad y su energía en el trabajo. Me encanta su capacidad de construir un camino limpio y contundente y propio y diferenciador desde una idea hasta el espacio que decide que ésta va ocupar. Aunque no siempre lo entienda. Absorbe mi atención su forma de interpretar y de estar en el mundo. El que sea. Celebrando la maravilla de lo cotidiano, hemos disfrutado hoy con ella Marcados por las marcas. Tengo la suerte de conocerla (un poco) y quererla (un poco más) y poder apostillar, muy orgullosa: "Eme, mi poeta de Versátil.es". Porque fue donde la conocí y empezamos a compartir. Y porque si Eme siempre será Eme, sin duda alguna, Jack siempre será Jack.

d.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Porque era (a)hora.

Ahora que nos besamos tan despacio / Ahora que aprendo bailes de salón / Ahora que una pensión es un palacio, donde nunca falta espacio para más de un corazón / Ahora que las floristas me saludan / Ahora que me doctoro en lencería / Ahora que te desnudo y me desnudas, y, en la estación de las dudas, muere un tren de cercanías / Ahora que nos quedamos en la cama, lunes, martes y fiestas de guardar / Ahora que no me acuerdo del pijama, ni recorto el crucigrama, ni me mato si te vas / Ahora que tengo un alma que no tenía / Ahora que suenan palmas por alegrías / Ahora que nada es sagrado, ni sobre mojado llueve todavía / Ahora que hacemos (H)olas por incordiar / Ahora que está tan sola la Soledad / Ahora que todos los cuentos parecen el cuento de nunca empezar / Ahora que Ponnos otra y Qué se debe / Ahora que el mundo está recién pintado / Ahora que las tormentas son tan breves y los duelos no se atreven a dolernos demasiado / Ahora que está tan lejos el Olvido / Ahora que me perfumo cada día / Ahora que, sin saber, hemos sabido querernos como es debido, sin querernos todavía / Ahora que se atropellan las semanas, fugaces, como estrellas de Bagdad / Ahora que, casi siempre, tengo ganas de trepar a tu ventana y quitarme el antifaz / Ahora que los sentidos sienten sin miedo / Ahora que me despido pero me quedo / Ahora que tocan los ojos, que miran las bocas, que gritan los dedos / Ahora que no hay vacunas ni letanías / Ahora que está en La Luna la policía / Ahora que explotan los coches, que sueño de noche, que duermo de día / Ahora que no te escribo cuando me voy / Ahora que estoy más vivo de lo que estoy / Ahora que nada es urgente, que todo es presente, que hay pan para hoy / Ahora que no te pido lo que me das / Ahora que no me mido con los demás / Ahora que, todos los cuentos, parecen el cuento de nunca empezar.
por noviembre y por más cosas.
niña bonsái.