domingo, 23 de enero de 2011

Un goblin azul.

Me gusta cuando jugáis imaginando mundos de civilizaciones que yo no entiendo y también cuando habláis de tablas de acciones y puntuaciones que yo ni quiero entender. Pero sobre todo, me gusta cuando pasáis tardes enteras pintando (unos más que otros) y salen preciosidades como esta.

¡Gracias, Fran! ;-)

Hay días en los que incluso, puedo tener esa cara, claro.

d.

miércoles, 12 de enero de 2011

Sísifo.

"Y sin embargo toda la ciencia de esta tierra no me dará nada que me garantice que este mundo es mío. Me lo describís y me enseñáis a clasificarlo. Enumeráis sus leyes y, en mi sed de saber, admito que son ciertas. Desmontáis su mecanismo y mi esperanza aumenta. En último término, me enseñáis que este universo prestigioso y abigarrado se reduce al átomo y que el átomo mismo se reduce al eletrón. Todo eso está bien y espero que continuéis. Pero me habláis de un invisible sistema planteario donde los electrones gravitan en torno a un núcleo. Me explicáis ese mundo con una imagen. Reconozco entonces que habéis ido a parar a la poesía: nunca conoceré. ¿Me da tiempo a indignarme? Ya habéis cambiado de teoría. Así, esta ciencia que debía enseñármelo todo termina en la hipótesis, esta lucidez se sume en la metáfora, esta incertidumbre se resuelve en obra de arte. ¿Qué necesidad tenía yo de tantos esfuerzos?".

El mito de Sísifo, Albert CAMUS.

Hipervínculos y cibervínculos.

Luna Miguel tiene un blog antológico que se llama Tenían veinte años y estaban locos donde cuelga composiciones de poetas jóvenes. Hoy, aparece este texto titulado Mora, rosas, menta y nenuco. Lo escribí para un concurso que, por supuesto, perdí. Y recuerdo, con mucho cariño (y mucha nostalgia, también), que lo leí en Versátil.es del año pasado, con el fondo de un montaje visual precioso que se curraron Sara, Diego y Christian, compañeros de Colmo: mi fotografía era de Miranda July, escritora a la que adoraré más cuando aprenda inglés. Esperaba tener una ocasión bonita para compartiros esa fotografía y aqui la tengo.


Mora, rosas, menta y nenuco.

V desayuna café con tostadas y su albornoz verde huele a jabón: anoche vio una peli después de estudiar historia contemporánea de América y se acostó pronto para aprovechar el domingo. L apesta a bar de copas y churros: sigue viviendo una aventura con esa tía de la que nunca nos habla y de vuelta a casa, compra el desayuno y se encierra en su cuarto; H ha usado mustela: hoy ha salido a hacer deporte al parque. G vuelve a llevar ese perfume: definitivamente ha superado lo de R. D está cansada a estas alturas de curso: ha pulverizado su cuarto con un ambientador de supermercado con olor a spa (ella cree en los efectos). S está mejor y se ha puesto las pilas: lleva ropa con olor a suavizante y ha cocinado ella misma para todos. C está abusando de los mocachinos de máquina con extra de azúcar: está trasnochando, el examen de biología molecular es bastante chungo; además, sigue reivindicando que el café de La Cafe es muy malo. T tiene alergia: el mismo olor a eucalipto de todos los años justo antes de terminar. J huele a aftershave y a piruleta: está contento y agotado (tiene una pila de exámenes por corregir) y deseando unas vacaciones.

Me gusta oler el aire revuelto que dejan cuando pasan o están cerca. Es entonces cuando descubro muchas cosas. Es entonces también cuando me pregunto qué pensarán ellos sobre mí, qué sabrán y qué no.

Gracias, a Luna (y a las tormentas de invierno).

d.

domingo, 9 de enero de 2011

¡Motivación, oiga!

Dice la Señora Rae en la tercera de sus acepciones, que Motivación es el "ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia". Silvi me la ilustra a primera hora de la mañana con Irisz Agocs, bonita manera de empezar el día.


d.

martes, 4 de enero de 2011

Que por qué escribo.

Porque es fantástico dedicarse a algo que uno sabe hacer bien, dice Ken Follet. Para entender, para amar, para que te amen, para saber, por miedo, para sobrevivir, porque no todo el mundo sabe bailar tango, ni jugar bien al fútbol, por costumbre, para matar la costumbre, por vivir otras vidas y revivir las propias, dice John Banville. Escribo porque me encantan las palabras, escribo porque leo, dice John Boyne. Porque así me acuerdo de todas las personas a las que tanto he querido, dice Andrea Camilleri. No soy una escritora con método, se me caen muchas cosas de las manos, dice Luis Castro. Porque me gusta, dice Umberto Eco. La escritura es un impulso que no se define por sus resultados sino por su naturaleza necesaria, algo parecido al hambre o la sed, dice Almudena Grandes. Porque así puede que comprenda a razón por la que estoy tan enfadado con el mundo, dice Orhan Pamuk. No lo sé, dice Eduardo Mendoza. Por insatisfacción, dice Ricardo Menéndez Salmón. Se me amontonan las razones, dice Luis Muñoz. Porque es una forma de curiosidad y de ignorancia, dice Andrés Neuman. Es como enamorarse: uno no sabe cómo ha llegado ahí pero hay que intentarlo, dice Amélie Nothomb. No me queda otra, dice Samuel Beckett. Si lo supiese, no escribiría, dice Jorge Semprún. Porque es una manera de vivir, dice Mario Vargas Llosa. Escribir es como buscar algo entre las joyas, dice Juan Eduardo Zúñiga.

Pues eso.
d.