miércoles, 16 de agosto de 2006

Jugando a un juego.

H - ¿Dónde están las hadas? D - ¿Y los duendes, dónde quedan? H - ¿Cómo llegaremos al escondite? D - ¿Educan ellos, o son educados? H - ¿Te atreves a intentarlo? D - ¿Cómo descubrir quiénes son los de verdad? H - ¿Nunca has sentido ninguno? D - ¿Es que existen? H - ¿Recuerdas la última vez que alguien te secó una lágrima? D - ¿Sabes que se alimentan sólo de pensamientos alegres? H - ¿Pero los duendes no son buenos? D - ¿Y qué tiene que ver la bondad con la tristeza? H - ¿Y cómo no van a alimentarse de pensamientos alegres si los tristes saben mal? D - ¿Y las hadas, se alimentan de recuerdos o de pensamientos? H - ¿No diríamos mejor que alimentan con recuerdos y pensamientos? D - ¿Qué diferencia hay entre lo que alimenta y la esencia de lo que uno es? H - ¿Si la hubiera, me habrías llamado siempre hada? D - ¿Y crees en las hadas o eres una de ellas? H - ¿Acaso podrías "ser" sin "creer"? D - ¿Acaso podrías "pensar" sin "recordar"? H - ¿Te gusta recordar pensando? D - ¿Los recuerdos no se cambian, por qué pensar sobre ellos? H - ¿Por qué pensar en tu camita cuando estás de viaje? D - ¿Y si te digo "pasaba por aquí"? H - ¿A veces pasa, no?
Un juego peligroso.
Un rato bonito con un hada.
Una Duenda.

3 comentarios:

rut dijo...

Preguntas contestadas con otras preguntas, a su vez éstas contestadas con otras y con otras...

Un círculo sin cerrar que nunca terminaría... juego peligroso que deja entrever la transparencia mezclada con una sutileza enorme que no siempre se comprende hasta el fondo.

Uhm... quizá se trate de una espiral, también, quién sabe. Quizá te ayude la imagen que aparece en "metaforeando", aunque eso sea cosa de duendes y no de hadas.

¿Qué tal si me lo cuentas, Tembetita?

Pero otro día, sin prisa, poniendo toda tu atención de color verde. De momento, que se pase la tristeza y la resaca emocional que sé que ronda por ahí - aunque nunca me lo contarías - y que el viento te reporte a un lugar más bonito, si cabe, donde tus alas no vuelvan a tener agujetas y la varita mágica no se pudra ni un poquito.

Que el cansancio, del de por dentro, no consiga hacer mella y se cargue la grandeza lograda hasta hoy, a contracorriente.

Un abrazo bonito y todo mi cariño en una bolsita empolvada de azul.

Duendecilla.

Anónimo dijo...

Sucede que a veces llueven maldades y a las hadas se nos encharcan las alas y los ojos. Así ni vemos ni volamos.

A ver si en tierras cálidas secan un poquito los trocitos de corazón y el verde se enciende de nuevo.

Gracias. Cuando un duende y un hada se cogen de la mano, ya nunca más se sueltan. Hoy tiro yo, mañana... Dios dirá. Te siento por allí, duenda.

Un abrazo mágico.

Anónimo dijo...

Hacia tiempo que no pasaba por aqui, el mar ocupa demasiado tiempor por estas fechas.

No se si es la entrada apropiada para dejar caer que he vuelto, pero me arriesgo y con una sonrisa, hay cosas que cambian bien poco...

Me paso por aqui, como siempre.

un abrazo ^_^

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