viernes, 25 de agosto de 2006

"No te dolerá", dicen.

NoTeDoLeRá...
Prueba a intentarlo una vez , por al boca muere y mata el pez, deja que te cante esa canción, que seduce al mar y pervierte al sol, que te hace temblar y no teme a Dios.
Arriesga tu boca y su sabor y a uno de tus besos anclaré mi voz, arriesga tu abrazo y no dudaré en asediar la paz hasta corromper tu ser, en tentar el azar, y morder tu piel.
Bajo esta canción nace la intención de ensamblar tu alma con la mía, y claudica aquí mi miedo a morir pues viviré mientras viva en tu risa.
No lo dudes más, yo vengo a robar hasta la ultima gota de tu saliva, déjate raptar, no te dolerá
ser víctima de mis caricias...
Amigo el viento en su soplo me he instalado acaricio su cuerpo sin llegar a tocarlo, desnudo sus labios y no puedo entrar, no sé rendirá jamás, mas yo debo entrar en su soledad...
No te dolerá, de JOSÉ ANTONIO DELGADO.
Nuevo descubrimiento encantador.
Gracias, Capitana de los Vientos.
Por muchos pitillos y pijamas, ¿brindamos?
Un abrazo, o los que necesites.
Duenda.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta canción es de las que entran sin picar, te tocan un poco el corazón y luego se van.
Sin duda un gran descubrimiento, pero no tengo todo el mérito: ...A MI ME LO CONTÓ UN HADA...

Por mil pijamas y pitillos más!
Besitos

rut dijo...

Entran... sí, sí, sí que entra! jajaja... Pero pica, `por la nostalgia, toca un mucho el corazón y desde luego, NO se van nunca jamás.

Diversidad de opiniones ;-) el mérito se comparte, que así queda más bonito, pero pues gracias a ese hada verde.

A ver cuando te enseño mi pijama nuevo de sueños y pesadillas que se pasan.

¿Tienes un cigarrillo?

Qué grande, capitana de los vientos.

Por tí, lo de GRANDE, digo. Ten fe. Que si ha de ser, será.

Duenda.

Anónimo dijo...

Ya en Roma... sólo te saludo.... y espero novedades de color azul y naranja... suerte en los exámenes duenda... aunque no sé porque dices que no eres duenda... espero que me lo expliques...besos.

Anónimo dijo...

Entra un hada en esta casa, encantada de encontraros a todas.

Mmm, Jose Antonio, una vez me contó historias imposibles y yo no pude más que cantarlas a los cuatro vientos, pero siempre acompañada.

Yo también comparto el mérito... pero eso es otra historia.

Seguid con pijamas, vientos y cigarrillos, que aunque yo no fumo, soplo y sueño.

Capitana, duenda, (¿Narazul-anónima?): me despido con un revoloteo cariñoso.

rut dijo...

Wow!...
Cuánta magia por aqui...

Después de un largo paseo por un bosque verde con un cielo repleto de estrellas, creo que me queda poco que decir... o quizá no.

Supongo.
Sé.

Capitana de los vientos: encantadora, bienvenida a este mundo de bloggeros, te comentaré cuanto pueda. Ya sabes lo que te digo siempre, sobra repetirlo. Un abrazo.

Narazul:
feliz estancia en Roma. Tú construye y luego me lo cuentas cuando vuelvas, que ya seré un añito más mayor, aunque a los duendes dicen que no les salen arrugas con la edad... Los días que no soy duenda es porque no hay color, sin más. Te voy poniendo al día, lo intento, ¿vale? Te echaré de menos en las metáforas de las horas naranjas más. Una sonrisa.

Tembetá:
Que lo importante no es lo perfecto, sino lo positivo. Y lo que cuenta no es el matiz, sino la idea. No es momento de andar sola: donde toque, con amor en los bolsillos. Y déjate al viento: ¿jugamos al juego de jugar a que no duela? Pero de mentirijilla. Un beso, en la nariz.

Buenas noches a las tres.
Mis tres chiquitas mágicas.
Aquí, claro.

Duenda.

rut dijo...

No te dolerá no te dolerá... pues claro que me ha dolido! Casi pierdo el blog entero por una estupidez de no entender nada de tecnologías.

Casi me da algo, menuda llantina. Menos mal que se ha arreglado, que si no...

Os parecerá una estupidez, pero en este blog deposito tiempo e intimidades que por falta de tiempo, no comparto en un café o en mil.

Bueno. Ya está todo en su sitio. Recuperado. A ver si se recuperan también mis ánimos, que entre unas cosas y otras, andan un poco psss...

Abrazo.

Y gracias tata, por todo. Claro que nos vemos en nuestros sueños.

Duenda.