sábado, 10 de mayo de 2008

Por llevarte la contraria.

No estás despierto y anochece. No te separas de la barandilla: quieres caer. De la comida quedan todavía litros de vino, sensatez, un banquete y desgana de entrantes. No nos queda la imagen del agua en la madera, ni el grito en la oscuridad, ni la experiencia clara en los pies. Los palillos, atentos punzones, borran las palabras del mármol de tus paredes. Y me serena. Después del ti, el sosiego. El aire se arrastra y, antes de unos pocos pasos en línea recta, recuperas esa amnesia real de lo pulcro y te encoges a la sombra esperando que llegue una yo que nunca soy.

d.


4 comentarios:

María Pérez dijo...

No hay comida en la nevera,
ni deseos en el saco de los sueños rotos.
La persiana del cuerpo estropeada
La cama sin hacer-te
Y el armario lleno,
Salimos a cenar, volveremos tarde.

... por ejemplo.

No lo entiendo pero me gusta.
No te entiendo pero me gustas.
JAJAJA
;-)

Mamen dijo...

"El aire se arrastra y, antes de unos pocos pasos en línea recta, recuperas esa amnesia real de lo pulcro y te encoges a la sombra esperando que llegue una yo que nunca soy"
Y unca seré.
Unn saludo.

rut dijo...

capi: ya lo sé ;-)
mamen: nunca soy, nunca he sido y nunca seré. hasta que vuelve. otra vez.

d.

la cónica dijo...

Cómo me gusta que me lleves la contraria, Duenda. Ya hasta me contradigo yo ;)

Genial.

Besos, guapa