domingo, 20 de febrero de 2011

Kikí Dimulá traducida por Rodrigo o cómo Newton y Chomsky, de ser coetáneos, habrían sido amantes.



Definitivamente el gordo se había merendado el reglamento. A ver dónde coloco a partir de ahora yo mis calcetines, Lux, porque está claro que no existe ningún armario con ningún cajón. De la misma forma que los barcos no se caen al final del horizonte (y las serpientes de los mapas solo son dibujos). Avisaremos a los orangutanes para que den la voz de alarma si eso pasa.

Gracias, Rodri.
d.

2 comentarios:

buscador de ítacas dijo...

De nada.:)

Buf, qué acumulación de conceptos más... inquietante. Parece que me he perdido una gran tarde.:P

rut dijo...

rodri: cené tiburón y tuve pesadillas con calcetines desorganizados.

qué tarde la de aquel día.
muá.
d.