martes, 27 de enero de 2009

¿Por qué tenemos que amar a nuestros enemigos? La primera razón es evidente. Devolver odio por odio multiplica el odio y contribuye a que la oscuridad de una noche que ya no tiene estrellas sea más intensa todavía. La oscuridad no puede suprimir a la oscuridad; sólo puede hacerlo el amor. El odio multiplica el odio, la violencia multiplica la brutalidad en una espiral descendente de destrucción (...). Debemos amar a nuestros enemigos por otra razón; el odio hiere el alma y deforma la personalidad. Atentos al hecho de que el odio es una fuerza mala y peligrosa, pensamos demasiado a menudo en sus efectos sobre la persona odiada. Se comprende, pues el odio causa perjuicios irreparables a sus víctimas. Sin embargo, existe otro aspecto que no debemos olvidar nunca. El odio también es nefasto para la misma persona que odia. Como un cáncer oculto, el odio corroe la personalidad y destruye la unidad vital. El odio destruye al hombre en sus valores y en su objetividad. Le lleva a considerar lo bello como feo, y lo feo como bello, a confundir la verdad con la mentira y la mentira con la verdad. Una tercera razón para amar a nuestros enemigos es que el amor es la única fuerza capaz de transformar un enemigo en amigo. No nos desharemos nunca de un enemigo ofreciendo odio al odio; no nos libraremos de un enemigo ofreciéndole enemistad. El odio, por su misma naturaleza, arruina y destruye; por su misma naturaleza, el amor crea y construye. El amor transforma por su poder redentor.
MARTIN LUTHER KING.

7 comentarios:

Marina de Luna dijo...

Muy bonito, pero yo no soy de poner la otra mejilla.
Lo único que he conseguido demostrar frente al odio, que no sea más odio, ha sido indiferencia.

Naturaleza... creo que sí...
Aunque racionalmente podamos controlar algunas cosas... es instinto

Ana dijo...

No es poner la otra mejilla.
Es urgar en lo más oscuro que llevas dentro, para darte miedo de ti mismo y así, conociendo la esencia del odio, ver cómo se desintegra mientras tú subes.
Es tan difícil.

Zanahoria dijo...

Hombre... devolver odio quizá tampoco, pero amor... no sé yo.
Amar es una palabra muy fuerte.
Besito*

. dijo...

Llevo semanas intentando comprender el odio, la indiferencia, la falta de comunicación; intentando buscar explicaciones y justificaciones dentro de mi misma y lo único que saco en claro es la irracionalidad de esos sentimientos.
Necesito buscar un por qué a su existencia y rebuscar en lo mas profundo de mi para encontrar ese amor del que habla Martin aún no ha dado resultado.
Intento no responder al odio y la indiferencia con más de lo mismo, pero que difícil es leches!!

rut dijo...

aralia: nada que ver con poner la otra mejilla.

ana: gracias por tus palabras, es axectamente así.

zanahoria: estoyde acuerdo contigo, pero hay que saber entenderlo en el fragmento.

lile: con una sonrisa y unos ojos que miren con verdad.

complicado, claro.
pero odiar desgasta tanto...
besazos a todas!

ROCÍO dijo...

el peso de odio es algo que nadie debería de llevar arrastras, cada vez vas encogiendo más como persona y afeas con la chepa.
El amor es fresco y revitalizante, pero siempre compartido porque amarse a uno mismo más que al resto (aunque sea sólo una persona)te abre el camino a la perfecta soledad.

un beso amore!

Anónimo dijo...

Parece mentira, que haya que ser valiente para decir que el amor es bueno y el odio es malo...
Me ha gustado mucho. Gracias