lunes, 28 de marzo de 2011

Romance de la ESO.

Dicen que va en retroceso
la enseñanza de la ESO.

Comprobarlo un padre quiso
y asaltó, sin previo aviso,
a su hija de quince años,
que, con modales huraños,
con evidente impaciencia,
con tono de displicencia
y prostibulario atuendo,
así le fue respondiendo:



-¿Cuándo vivió Alfonso Sexto?
-No está en mi libro de texto.



-¿Y está Felipe Segundo?
-A ese siempre lo confundo.



-¿Y doña Juana la Loca?
-En este curso no toca.



-Dí algún monarca absoluto.
-No se da eso en mi instituto.



-¿Y cuándo se perdió Cuba?
-Esta... ¡tiene mala uva!



-Pues dí un pintor español.
-Eso no entra en el control.



-¿No sabes quién fue Picasso?
-No. De esas cosas, yo paso.



-¿Cuándo acabó la Edad Media?
-Pues vendrá en la Enciclopedia.



-¿Y las Navas de Tolosa?
-¡Me preguntas cada cosa...!



-¿Y qué fue la Reconquista?
-Si me dieras una pista...



-¿A qué equivalen mil gramos?
-¡Pero si eso no lo damos!



-¿Qué son los número primos?
-Eso tampoco lo dimos.



-¿La ecuación de primer grado?
-Pues tampoco la hemos dado.



-¿Y sabes mucho latín?
-¡Lo dices con retintín...!



-Y tampoco darás griego
-Se escribe raro, me niego.


-¿Quién fue Ortega y Gasset?
-Lo miraré en internet.



-¿No estudias filosofía?
-¡Para qué me serviría!



-¿Y has dado Literatura?
-No sé... No estoy muy segura.



-¿Quién compuso «La Odisea»?
-No tengo ni zorra idea.



-¿En qué obra sale Calisto?
-No, papá, eso no lo he visto.



-¿Y Gonzalo de Berceo?
-No viene en el libro, creo.



-¿Y Calderón de la Barca?
-¡Huy, papi, no me seas carca!



-¿Clarín, Baroja, Unamuno...?
-Pues no me suena ninguno.



-¿Algún autor del Barroco?
-De eso sé bastante poco.



-¿Quién fue el Manco de Lepanto?
-Papá, no preguntes tanto.



-Pero, ¿no leéis a Cervantes?
-¡A ese lo leerías antes...!



-Lo tuyo, hija, es deplorable...
-Pues he sacado notable.



-Y de ciencias, ¿sabes algo?
-Me voy, que esta noche salgo.



-Pero, entonces, tú ¿qué sabes?
-¡No me esperéis; tengo llaves!



Y el padre quedó perplejo:
al mirarse en el espejo
se notó cara de idiota.
Musitó una palabrota
y fue a meterse en la cama.
Así acaba este epigrama.



Jaime Campmany.

No hay comentarios: