sábado, 2 de agosto de 2008

Tacones (lejanos).

Decía, hace poco, Cristina Grande que

"Las chicas bajitas ya no llevamos tacones. Ni siquiera los llevamos en el bolso, como Melanie Griffrith en “Armas de mujer”. Hillary Clinton no se pone de puntillas ni tiene que hablar sobre afilados “stilettos”. (...) La historia de la Bella y la Bestia se estropea cuando la Bestia se convierte en un guapito de cara ante el desconcierto del público infantil. Cada uno es como es. (...) Carla Bruni no debería prescindir de los tacones, de esos tacones para chicas altas que engrandecen a quienes las acompañan, de esos tacones que, por contra, empequeñecen a la Princesa de Asturias. Las chicas bajitas ya sólo nos ponemos tacones por presumir, de vez en cuando, con gran osadía y optimismo, y acabamos la noche descalzas sobre el asfalto. (...) Sin tacones también el mundo es fascinante y ancho. No es cuestión de medidas".

Esta noche quizá vuelva descalza a casa.
d.

2 comentarios:

Saraninay dijo...

Los tacones altos: esos enemigos de las mujeres de pies sensibles, esos que maldices y sobre los que escupirías si no tuvieras que volver a ponértelos.

La mayor parte de las veces terminas odiándolos porque, al final, sabes que acabarás poniéndotelos otra vez...

Y vale, son un martirio, pero (para las que tenemos un problema consumista con los zapatos) son TAN bonitos...

:')

rut dijo...

saraninay: y sientan TAN bien...
;-) muá!
d.