viernes, 13 de mayo de 2005

Adeu Nemo Nemito.

Te traje a casa en Octubre, cuando Lena recogió a Bolita, Eva nos acompañó. Te cuidaba todos los días, te daba de comer dos veces, y tú subías hacia la boca de la botella. Y me acostaba y me despertaba con tus glup, glup, glup. Y jo, me hacías compañía y me sentía responsable: tenía que encargarme de tí. Eras plateado y naranja. Muy pequeñito. Estabas gordito, parecías un pez globo. Dicen que tener un pez no es igual que tener un gato o un perro... o una mascota con la que puedas jugar y a la que puedas acariciar. Pues tú me caías bien. Nunca dabas guerra, y eras simpático. Siempre estabas ahí, sin rechistar, nadando feliz y golpeando los gogos de colores que te colé en tu casa de agua para hacer bulto y quedara bonito, pero llegaron a gustarte. Ayer, por la noche, cuando fui a dormir, flotabas. Y me dio mucha tristeza, yo te había cuidado todo lo bien que había podido. Creo que el problema fue la vela de cocacola que encendí un ratito por la tarde, estabas muy cerca de ella. Lo siento, Nemito. Desde fuera parecerá estúpido que esté triste por un pez, por un pescadito. Pero eras mi mascota, y te tenía cariño, dabas vida a mi universo azul y nos gustaba vernos cada día. Ahora no tengo ganas de traer otro Nemo a casa, porque me acuerdo de tí; pero sí lo haré sin tardar mucho. Me gustáis como compañía. Sois pequeñitos, bonitos y agradecidos de cuidar. Al cielo de los peces, Nemito. Glup, glup.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No estés triste, ya llegará otro. O... otros dos. Me hubiera gustado hablar contigo ayer, ¿me perdonas? Ánimo, chiquilla que está a puntito de llegar el verano y vernos.