lunes, 23 de octubre de 2006

Princesas de un infierno.

Trabajo de técnicas de creación literaria. Este es mi tema. Espeluznante, terrible, destructivo, atroz, triste, agotador... He leído y leído estos días artículos, páginas web, foros pro y en contra, consejos, mentiras, verdades... hasta bitácoras y foto - logs de niñas y niños (y no entendáis 'niñas y niños' como 'mujeres y hombres de corta edad') que padecen estos trastornos. Me centro en las mujeres, es de lo que más he encontrado.
Un mundo aparte. Una enferdad, desde luego. ¿Un trastorno alimenticio? No señores, un trastorno psicológico absoluto. Incomprensión, miedo, caos interior y del de por fuera, ansias de perfección equivocadas, sentimiento de tener que dar la talla constantemente...
Una atmósfera repleta de engaños para con ellas mismas. Una obsesión llena de símbolos. Algunos, conocidos; otros, secretos. La continua obsesión por las básculas de baño, para pesarse cada vez que comen una miguita de pan; los espejos, para autocastigarse llamándose "gorda, cerda, asquerosa ó fracasada" cuando lo único que tienen delante es un saco de huesos agonizando de tristeza; el maquillaje, para que padres, amigos o parejas no atisben esa palidez preocupante; los gimnasios, pues en quemar está su mayor y firme propósito vital; los chicles, para no olvidar cómo se mastica; las servilletas - escupideras entre las piernas debajo de una mesa cuando por la situación se ven obligados a comer normal... ya se comenta en boca de todos, como indicios de estos infiernos.
Pero ¿A que no sábíamos que llevan pulseritas blancas con bolitas de colores en los lugares públicos para reconocerse entre ellas y ayudarse si andan en un aprieto? ¿Y que entre ellas se llaman Princesas, Ana (si son anoréxicas) y Mía (si son bulímicas)? ¿Que hay cientos de dietas horripilantes que se inventan y siguen a rajatabla animándose entre ellas? ¿Que los fines de semana se convierte en tres días de constante fingimiento, escabullirse y luchar contra ese "yo" que llevan dentro que sabe que no están haciendo las cosas bien?
Se jactan de haber conseguido engañar a los suyos, de mantenerse desde hace días enteros a base de agua, chicles y algún vaso de lecheo UNA galleta. Se cortan los brazos escribiéndose mensajes para no olvidar, como si su cuerpo fuera un post - it de usar y tirar. Se autocastigan todo el rato... Son CONSCIENTES de lo que están haciendo y aquí el matiz de TERRIBLE INFIERNO, que no tienen hambre porque se acostumbran, que las encanta ver (literalmente) sus huesos, que aprenden a sonreír aunque lloren por dentro, que la gente las mira con ojos malditos, que han hecho de su vida un bonito compendio de mentiras y engaños, que lo que ellas entienden por equlibrio no es más que enfermedad...
Duro, vaya. ¿Cómo ponerse en la piel de una de ellas y relatar un día entero? En esto consiste. Son libres. Según ellas, este es el modo de vida que han escogido. Os adjunto esta imagen que rescaté de uno de tantos sitios a los que he entrado. La idea de "ella" era algo así:
"Me gusta mucho esta imagen porque muestra la forma en que vivimos.
Cómo padecemos y morimos mientras para la galería sonreímos.
Somos payasos y nadie se fija en la tristeza de nuestros ojos.
Constantemente me dicen que sonrío todo el tiempo.
Ay, si supieran lo que siento realmente y que lloro todo el tiempo..."
Y es que resulta, mira tú por dónde, que los verdaderos infiernos también tienen una ventana por la que se cuela la luz del paraíso. Por eso sufren, conscientes; y quizá, también por eso que nosotros, ignorantes, no entendemos nada de nada.
Duenda.

3 comentarios:

rut dijo...

Continúa más o menos así:

Y es que resulta, mira tú por dónde, que los verdaderos infiernos también tienen una ventana por la que se cuela la luz del paraíso. Por eso sufren, conscientes; y quizá, también por eso que nosotros, ignorantes, no entendemos nada de nada.

¿Qué tal?

Duenda.

María Pérez dijo...

¡¡¡Mi pedorra preferida!!!

Acabo de hablar contigo, y ya como cumplo; nada chica no te cabrees conmigo que tengo el día un poco bobo.
Me gusta que te preocupes por mí, pero tanqui que si no estuviera bien, enseguida pediría SOS; que cuando quiero soy muy quejica.

Me paso por aquí y te dejo en montón de besinos para ti... o no?

María Pérez dijo...

¡¡¡Mi pedorra preferida!!!

Acabo de hablar contigo, y ya como cumplo; nada chica no te cabrees conmigo que tengo el día un poco bobo.
Me gusta que te preocupes por mí, pero tanqui que si no estuviera bien, enseguida pediría SOS; que cuando quiero soy muy quejica.

Me paso por aquí y te dejo en montón de besinos para ti... o no?